jueves, 25 de noviembre de 2010

Edición.

Supongo que todos queremos hacer de nuestras vidas una película, por eso es que nos la redactamos a diario, a cada segundo. La gracia de poder escribirla, es el hecho de tener el gran poder de editarla cuando deseamos. Somos tan felices gracias a nuestra imaginación: 'no, luego de eso, no le grité, en cambio, lo abracé y le dije que todo estaría bien', 'cuando me llamó la atención, yo le respondí ésto, y no me quedé callado', 'no debí haberme ido por ese camino, para qué le hice caso', etc. Y no miento, que yo me la paso haciéndolo. A veces, no es sólo el pasado el que modifico, también creo un futuro. Creo que de tanto que he imaginado, tendría que vivir una eternidad para de verdad realizar todos mis pasajes. Y lo interesante y entretenido que tiene este arte de editar y re-editar el pasado -presente y futuro-, es que, a la vez, modificas también los sentimientos, o sea, no sólo las personas son víctimas de tus anhelos y caprichos -o sueños-, o lugares y tiempos, también lo son las situaciones; a partir de un movimiento, tus marionetas siguen tus direcciones y demanda. De pronto, ya no te atrae lo que pensaste, entonces, vuelves a alguna parte que te haya marcado más y vuelves a reinventar... y a inventar... y a editar tu paraje infinito que vuelve a ti día a día con constante insistencia. Mágico.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

andando

Estoy en eso de los viajes... es que quiero escribir con tanto prejuicio que en realidad no porto, pero al instante, al segundo... igual pican. (sin hacer caras)

Sí, eso es lo que pasa debido a la cultura que te rodea... Lo bueno es que siempre se puede salvar la mente y cada acción.
Quiero hablar un poco sobre el hecho de hablar 'abiertamente'. No, en realidad no. El lunes pasado fui a ver a Joshua Radin; tocó en First Avenue, un lugar de Minneapolis donde bandas nacen. El lugar me gusta porque es pequeño y, sea quien sea que vaya, tienes al artista a no más de ocho o diez metros de distancia.
Antes de él, tocaron dos bandas: Kelley James, quien cantó y tocó muy bien, tiró un free style y resultó ser bastante entretenido; la sengunda, fue Good Old War que, a mí parecer, fue genial. Ahora estoy escuchando uno de sus CDs y la verdad... es que en vivo son geniales. Me refiero a que el CD está buenísimo, pero en vivo dan un escenario equivalente al trabajo de su música. Bueh... quizá estoy exagerando demasiado porque me encantaron... ¿y? La subjetividad a veces no es tan mala, de alguna forma tenemos que enamorarnos... ¿o no?
Joshua, antes de cada canción, contaba el motivo o las razones sentimentales que lo llevaron a componer las piezas de su trabajo: [...] Well, this song I wrote it eleven months after my girlfriend and I broke up, yeah, it took me almost a year to get over her and [...] (bueno, esta canción la escribí once meses después de haber terminado con mi polola, sí... me llevó casi un año olvidarla), [...] This song came to my mind when I was in Dakota, sitting on a dock [...] (Esta canción vino a mi mente cuando estaba sentado en un muelle en Dakota). Yo pensaba en las cosas que yo he escrito y cuánto me gustaría poner antes de cada uno de ellos en qué momento de mi vida lo escribí y qué sentía... claro está que el poema debería decirlo por sí solo, pero la verdad es que no siempre me resulta tan completo. Luego, me aterré al pensar que podía describir el contexto de cada poema y volví a la idea de que hay cosas, sucesos, sentimientos que son mejor dejarlos en el complejo mundo mediático interno -allí, donde queman las papas, en la crisis del día a día, en el darle vuelta y revuelta a la misma lesera-.

¡qué genial tener la habilidad de tocas un instrumento!

(sí, no hay conclusión)